Alimentos orgánicos: una apuesta deliberada por el futuro.
La conciencia ambiental, junto con los conceptos de trabajo justo y alimentación saludable se imponen poco a poco en los países desarrollados.
Se trata de una tendencia que llegó para quedarse. Implica una nueva visión del mundo, con los hombres y las mujeres conviviendo de manera armónica y sustentable con el medio ambiente.
El planeta no es más una fuente inagotable de recursos para ser extraídos. En el nuevo paradigma, el planeta se presenta como nuestra casa, como la fuente de unos recursos que son finitos, y que deben ser preservados para garantizar la continuidad de nuestra especie. El respeto por la tierra es el eje. Pero también el respeto por el trabajo de quienes la labran, y por los cuerpos y la salud de todos los hombres y mujeres que se alimentan de sus frutos.
Hipócrates, hace 2.400 años, nos dijo: “que tu alimento sea tu medicina, y tu medicina sea tu alimento”. En este sentido, la calidad de los alimentos que ingerimos se torna clave para nuestra calidad de vida y para no enfermar.
Frutas y verduras impregnadas de agro químicos y pesticidas, animales engordados con alimento transgénico e inyectados con hormonas de crecimiento, se constituyen en un gran riesgo para nuestra salud.
El mundo orgánico representa al futuro de la mejor manera. Es el único capaz de proporcionarnos alimentos que sean nuestra medicina, de preservar el ecosistema, y contribuir al desarrollo sustentable de nuestras sociedades y nuestra especie.
El consumo de alimentos orgánicos implica un cambio en nuestra alimentación pero, sobre todo, implica una apuesta deliberada por el futuro.